Por un momento sintió la misma desesperación que se tiene cuando se espera al alguien
y no te contesta los mensajes.
No alcanzaba buscando solo con los ojos, entre la gente que transitaba y las gotas heladas
se tanteó los bolsillos.
Cruzó la calle para tener otro ángulo, casi cae saltando un charco
Un simple cruce de piernas, y la señora con paraguas, que miraba la vidriera... esquivada sin roce.
En la ochava la vio, empapada.
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