Tengo un fuego en la nuca
un jabalí en el pecho
algas en los oídos
y mis manos no paran de discutir.
Quiero deslizarme hasta ahí, hasta vos
y atropellarte con toda la cara
y envolverte en mi esternón.
Tengo los ojos mirándome el alma
y vos la mirada que desarma los ruidos.
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