10/1/07

La Tostada desayunera

Rodaja de pan, manteca y mermelada o dulce de leche, como mas les guste.
Se toma la rodaja de pan y se posa, suavemente, sobre el tostador, previamente puesto en la hornalla encendida a fuego medio, luego se espera un rato, no existen minutos ni segundos, no se mide con el tiempo inventado, se calcula con el tiempo natural del cuerpo, o sea cuando se empieza a sentir ese olor a pan tostado mezclado con rayo de sol, que exprime levemente las glándulas salivales. Luego se debe voltear la rodaja y podremos observar que la parte que antes miraba hacia abajo, ahora o hace hacia arriba y tiene un color mas oscuro tipo ocre, si esta un poco quemada no hay que alterarse, se puede arreglar, pero conviene que no llegue a ese punto, repetimos el paso anterior y retiramos del tostador tomándola con la yema de los dedos pulgar e indice ( tambien se pueden usar los otros tres pero no es conveniente) luego, por medio de malabarismos con los dedos para evitar quemarlos (el pulgar no tiene salvación, aviso) o con movimientos rápidos la dejamos sobre el plato, tomamos la manteca y con un cuchillo (en lo posible sin dientes) rozamos repetidas veces la superficie de ésta hasta formar un cúmulo de manteca blanda sobre la hoja, después, se esparce sobre alguno de los lados tostados, tratando de cubrir la totalidad de la superficie e intentando con mucho cuidado, de no romper la tostada, para esto último suelen realizarce distintas posiciones de los dedos que mantienen a la tostada intacta, ATENCIÓN! éste es uno de los momentos en los que suele caer la tostada al vacío, intenten realizar la fase de untamiento por encima del plato.
luego, si se lo prefiere, pasamos a tomar el frasco de mermelada, el cual nos costó un buen tirón abrirlo la primera vez, y con otro cuchillo ( esto es importante para no contaminar la manteca y viceversa ) pasamos a untar la mermelada, esto ya cuesta menos ya que la mermelada es de consistencia mas liquida que la manteca.
Una vez hecho esto ya podemos sentarnos a disfrutar de nuestro te, café, mate, o chocolate y de una tostada bien hecha la cual, por dentro, nos enorgullece y nos dispara la pregunta, ¿ La próxima me saldrá igual?

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