11/3/10

A su milo

Te quiero
pero no puedo
te hablo,
te niego.
No es, el deseo
de tenerte,
de abrazarte,
de comerte
es el sabor que dejaste
el hongo en que
te convertiste.

El charco de saliva
en mi almohada
se seca
y lo miro, como a un mapa antiguo
que no me puede llevar
al lugar
donde te olvidé
donde me perdí
por imaginarte.

Puedo sentir el sabor
de lo invisible,
lo insensible,
del fruto seco
que llevábamos
en nuestras manos
caminando junto a la vía
donde los vagones de llanto
pasaban
con ruedas cuadradas
y techos de piedra

Demás

Eso que esta demás
el empujoncito en el bondi
el borde de la lata de tomates
y su filo inesquivable
el triangulito del saché de leche
esa miradita.

cuando se termina el rollo
de fotos, de baño
golpearse el dedo meñique del pie
la señora escotada que mira a los ojos
los paraguas.

la hora 19 de los domingos
los pesebres vivientes
la mosca en carnicería
una avenida en obra
el suspiro que se arrepiente
el beso de despedida
los guantes de invierno
las persianas defectuosas.

2/3/10

EL regreso

Le dispararon con una Mágnum 44
esquivó la bala, pero cayó al abismo
al fondo de la caja de recuerdos
envueltos en espinas, rellenos de gusanos
donde hasta el eco lo ignoraba
y la luz lo perseguía.

Pero encontró un rincón, donde sentarse
donde la quietud era una pileta de miel
y el acero de las lamparas se volvía negro
Encontró los 10 segundos de respiración
antes de explotar como un pochoclo
y los multiplicó con cierto cinismo vicioso.

Me llamó anoche, me dijo si quería
que nos vieramos en un bar del centro
nos vamos a sentar a hablar un buen rato
y posiblemente nos amiguemos
y vuelva a su lugar
a latir.