11/3/10

A su milo

Te quiero
pero no puedo
te hablo,
te niego.
No es, el deseo
de tenerte,
de abrazarte,
de comerte
es el sabor que dejaste
el hongo en que
te convertiste.

El charco de saliva
en mi almohada
se seca
y lo miro, como a un mapa antiguo
que no me puede llevar
al lugar
donde te olvidé
donde me perdí
por imaginarte.

Puedo sentir el sabor
de lo invisible,
lo insensible,
del fruto seco
que llevábamos
en nuestras manos
caminando junto a la vía
donde los vagones de llanto
pasaban
con ruedas cuadradas
y techos de piedra

1 comentario:

Anónimo dijo...

una parte romantica de Mastrangelo! un beso Andrea