12/1/10

Gigantes

Pies lentos y manos pendulantes
pilas de papeles donde se puede surfear
y en su cara amarillenta lamenta un violín
y un helado derretido perdido en un bolsillo
abre el cielo como dos piernas débiles
y deja chorrear su flujo frió sobre el viento
dormido en su trampera, el gigante
se agiganta en cada muesca de sueño
en cada pesadilla, que absorbe
para seguir creciendo
estructurados y errantes, también crecen los árboles que lo sostienen
un rió de pelos y peces rata, calma la acidez en la boca del estomago
del gigante lento, adormecido

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